Desde tu experiencia en el mundo de la moda, habrás visto auténticas piezas icónicas crearse desde cero. Desde esta simbiosis con el desnudo y la construcción de las prendas, ¿cómo describirías el desnudo que sufre una colección antes de ser elaborada?

El comienzo de una colección, es sin duda su momento más mágico. Se parte de una visión específica y concreta, y luego se combinan elementos catalizadores para crear una historia. El resultado es una narrativa coherente que explica la evolución de una marca desde el prisma de la inspiración de una colección en concreto. En este caso, RÊVER reinterpreta sus piezas básicas desde un punto de vista brutalista, circular y sensual, facetas que se ven reflejadas tanto en las joyas como en la fotografía de Adriana.

La perfección que se exige en el mundo del lujo es inimaginable, ¿crees que ese requerimiento ha influido de algún modo en tu forma de trabajar?

El perfeccionismo o la perfección es subjetivo y por consecuencia está sujeto a los parámetros de la persona que emite este criterio.

Dedicarme a la industria del Lujo sí ha modificado mi perspectiva sobre mis proyectos -tanto personales como laborales- y ha refinado mi forma de desempeñar cualquier tarea. Con esto en mente, más que una persona perfeccionista, me considero una persona profesionalmente muy exigente y perfiladora, facetas que sí quedan muy en evidencia en mis procesos y en mi trabajo.

¿Cómo relacionas tu carrera profesional con las piezas de Nudes? ¿Hay alguno de sus atributos que generen en ti un reflejo directo de tu trayectoria?

Mi carrera ha sido el resultado de diversos encuentros serendipity que se ven muy bien reflejados en la joya que escala por la oreja. Cada encuentro marca un antes y un después, un aprendizaje y un camino, y por encima de todo, una evolución orgánica hacia siguientes retos que llegan de sorpresa como regalos de Navidad.